Nos espera Brasil, el rival de siempre, en los octavos de final. El clásico se repite como en Turquía 2010. Argentina cayó 71-79 ante Grecia después de remar de atrás en un juego donde derrochó coraje.
En un día triste para la Argentina por el fallecimiento de Gustavo Cerati, la selección nacional nos regaló otra muestra de voluntad, coraje y lucha para jugarle de igual a igual a Grecia. Comenzamos mal y los europeos con mucho acierto. Después fue más lucha que juego, pero fue siempre para ganar. Sin especular ni pensar en nada más. Ahora se viene el cruce decisivo ante Brasil.
Grecia salió dominando desde los vestuarios porque tuvo en Nick Calathes, el base de Memphis Grizzlies (NBA), un hacedor de juego notable y un enorme goleador para castigar la marca argentina que salió todo el primer cuarto subestimando el tiro del perimetral.
Los 10 puntos de Calathes marcaron la diferencia que hubo entre Argentina y Grecia que tuvo a un apurado Campazzo para manejar los hilos y sus compañeros erráticos a la hora de la definición (7/17 de cancha). La brecha se abrió a 12 puntos para el cierre del primer cuarto (16-28).
La diferencia terminaría siendo decisiva para el partido, porque Grecia supo con mucha inteligencia y actitud defender la distancia y administrar la rotación corta con la que juega su técnico Katsikaris.
Para el segundo cuarto llegó el ingreso de Nicolás Laprovítola por Campazzo y mejoramiento ostensible de la media cancha Argentina. Mata le dio un buen retroceso defensivo y el perímetro con Lapro y Prigioni frenó el juego griego para achicar 22-28 con parcial 6-0.
Pero un triple muy oportuno de Sloukas le devolvió el aire a los griegos. Y esa fue la síntesis perfecta de todo lo que vendría. Ante cada estocada argentina para meterse en partido, Grecia siempre contó con una solución a mano para mantener el liderazgo del tanteador.
Leo tuvo que suplantar a Nocioni y la estructura defensiva no se rompió. Sin Calathes en cancha Argentina aprovechó para meterse en partido (28-31). De todos modos Grecia volvió a tomar distancia con un buen cierre de cuarto y un triple sobre la chicharra de Zisis que desató la polémica.
Facundo Campazzo saltó al tiró, lo tocó en el aire y llegó la reacción del griego que fue contestado por Facundo. Un tumulto, empujones y el partido que entraba en calor a su punto máximo para irse al descanso largo 33-44.
Grecia se jugaba todo ante Argentina, donde sabe que siempre tiene un rival que lo termina frustrando. El partido era caliente y el equipo de Lamas no podía conseguir porcentajes ante los tiros con ventaja. Terminó el primer tiempo 1/6 en triples contra el intratable 6/9 de Grecia. La diferencia eran las ejecuciones.
Para el segundo tiempo Lamas dispuso que abrieran juntos en el campo la pareja que más le había rendido: Laprovíttola y Prigioni, y a pesar que la marca sobre Calathes ya no subestimó nunca más el tiro y su persecución fue como seguidor, Grecia encontró goles en diferentes manos, aprovechando además un técnico al Chapu Nocioni por arrojar la pelota ante una falta cobrada en su contra.
El parcial de 0-8 inicial estiró la brecha a largos 19 puntos (33-52) como máxima diferencia. Parecía que el partido se terminaba en los dos primeros minutos del tercer cuarto. Y es necesario marcar aquí un hecho oportuno.
No son muchas las selecciones en el mundo que sepan administrar la desesperación y la frustración. Argentina volvió del minuto con Prigioni decidido y anotó un doble y un triple rápido. En seguida llegó un triple de Laprovíttola y la selección emparejó el parcial 8-0 para entrar en el partido.
En ese vaivén siempre Grecia encontró el hombre oportuno: la reacción fue con 4 puntos seguidos de Calathes (41-56 a falta de 5:30). El descanso de Luis Scola llegó de manera muy necesaria, porque el juego estaba caliente, friccionado y el capitán andaba a la piñas con los poderosos internos griegos.
Herrmann apuró el paso y sacó un doble y falta (44-56) no obstante el tercer cuarto cerró con ventaja para Grecia que cerró otra vez mejor aprovechando los tiros libres concendidos (50-64) con parcial 17-20 en los terceros 10 minutos.
Para el cuarto final el técnico argentino dispuso el ingreso de Selem Safar buscando una vía de gol exterior que hasta allí lucía apagada (3/12). Y la reacción llegó. El equipo contagió a la gente y el estadio fue una caldera.
La marca ferrea y solidaria del equipo Argentino tuvo por primera vez respuestas en el tiro perimetral para descontar la brecha de manera inesperada. Argentina se puso 60-64 por debajo con parcial 10-0 en apenas 3 minutos.
Un doble en el poste bajo con la jerarquía del gigante Bourousis (2.15 mts) permitió que Grecia sacara la cabeza debajo del agua.
El juego se hizo dramático. Campazzo tomó la batuta y metió un unipersonal de puntos y corrida para poner el juego a cuatro (66-70), pero en ese vértigo también se cometieron errores y algunos tiros para empatar el juego de manera definitiva tampoco entraron.
Los europeos no perdonaron los errores y facturaron para tomar 8 puntos de luz sobre los dos minutos finales (68-76) con Bourousis como abanderado. La forma en que administraron esa diferencia habla de un equipo muy serio y comprometido. Grecia entró a esta Copa del Mundo con una Wild Card y no defraudó. Se ha mostrado como el equipo más sólido del grupo y se llevó el primer puesto de manera invicta.
Pero las cosas de la vida (y de FIBA): si Argentina supera el cruce de octavos de final se encontraría en cuartos con el ganador de Serbia y Grecia. Es decir existe la chance de que se vuelvan a cruzar.
Lo cierto es que el domingo aparece Brasil en el horizonte argentino. No ha sido hasta acá un gran mundial de nuestra selección, pero ha sabido levantar la bandera de la lucha, la forma cooperativa de juego, la mentalidad ganadora. Abstractos de las cuales otras selecciones carecen. Habrá que ver si alcanza con eso o si aparece alguna individualidad más que aportarle al juego.
Link al boxscore oficial del partido
Foto: Majo Gil (@MajoPick)
Crónica: Pablo Tosal (@pablotosal)
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